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¿Cómo y por qué debemos plantear la lectura de los textos?

  • Foto del escritor: Marina Duarte Romero
    Marina Duarte Romero
  • 30 dic 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 28 ene 2021

La lectura, a diferencia, por ejemplo, de la comprensión auditiva, constituye un aspecto fundamental de las clases de Lengua. Esta actividad se establece como una de las principales a desarrollar; y multitud de centros y docentes posicionan la consecución de un buen hábito de lectura como un objetivo a perseguir año tras año.

Pero... ¿nos hemos parado a pensar por qué es tan importante? ¿Para qué leemos?

Y, sobre todo... si es tan importante, ¿por qué nuestros hábitos de lectura van decreciendo conforme nos alejamos de la escuela obligatoria? ¿Qué podemos hacer para remediarlo?


Solé (2010): “es necesario enseñar estrategias porque queremos hacer lectores autónomos, capaces de enfrentarse de manera inteligente a textos de muy diversa índole”.

Leer es “un proceso dialéctico entre un texto y un lector, proceso en el que el lector aporta su disposición emocional y afectiva, sus propósitos, su experiencia, su conocimiento del mundo y del tema ; es esa la aportación (...) la que permite comprender, construir un significado sobre ese texto a ese lector”. (Solé, 1992)

Leemos para comprender, para imaginar, para evadirnos...


El alumnado, pese a acudir al aula con un amplio bagaje de conocimientos sobre la lengua y los hechos lingüísticos que pueden haber adquirido por su interacción familiar, en múltiples ocasiones llegan a la escuela sin haber tenido demasiadas experiencias con el material impreso, por lo que la escuela tiene que crear un ambiente alfabetizador que conecte a los futuros lectores con todas las personas que se encuentren en el aula, especialmente a quienes no han tenido este acceso.


Proceso o Fases que rigen el aprendizaje de la lectura

La clasificación de Frith (1989) distingue las siguientes fases:


  • FASE LOGOGRÁFICA: muestra interés por el universo escrito (reconocimiento global de a configuraciones gráficas y relaciones entre el lenguaje escrito y el lenguaje oral).

  • FASE ALFABÉTICA: Se produce la adquisición de la concepción fonológica que hará posible la decodificación de los signos escritos. (fusionar fonemas para construir significado, dar sentido a los sonidos de las letras ordenadas).

  • FASE ORTOGRÁFICA: Reconocimiento instantáneo de morfemas. Lo que importa ahora es la identidad y el orden de las letras, agrupadas en unidades de sentido. La búsqueda de significado es el motor que empuja al lector.


Leer en el aula

Cuando plateamos una lectura en el aula, debemos hacerlo atendiendo a un orden de contenidos para procurar que el proceso no sea excesivamente complejo y el alumnado pueda integrar apropiadamente los aprendizajes de la sesión.


Promover la metacognición.

Enseñar a pensar sobre los propios procesos de comprensión. Comprender un texto exige por parte del aprendiz la capacidad de supervisar, controlar y autorregular la propia comprensión (para eso necesitamos unos objetivos concretos).

  • “Enseñanza Recíproca”: el docente a través del modelado (hace de modelo lector frente a los alumnos) y el pensamiento en voz alta, va enseñando de manera explícita cuatro estrategias de comprensión y supervisión: resumir, preguntar, clarificar y predecir (Pascual, Goikoetxea, Corral, Ferrero y Pereda, 2014). En grupos o parejas, asumen cada una de las tareas anteriores por turnos

  • Lectura en parejas. Un aprendiz asume el papel del tutor mientras que el otro (...)

Se les proporciona objetivos de lectura y trabajo compartido, y se les recuerda las diferentes estrategias que pueden emplear para una comprensión más profunda del tema.



ANTES DE LA LECTURA

En primer lugar, presentaremos el objetivo de la lectura.

No podemos imponer un ejercicio de lectura sin un contexto, sin narrar el objetivo de esa lectura, sin encontrar el interés que pueden tener nuestros alumnos y alumnas respecto a ese texto.

Además, explicar el objetivo de la lectura permitirá activar los recursos cognitivos que permiten comprender con mayor profundidad, pues serán capaces de complementar el contenido del texto con sus conocimientos y aprendizajes previos.


Esto implica establecer entre nuestro alumnado una familiarización con los textos.


El segundo paso consistirá en presentar la finalidad que conllevará la lectura.

Debemos presentar al alumnado la finalidad de la lectura: no es lo mismo leer para hacer un trabajo de investigación posterior, que leer para poder debatir coloquialmente o, simplemente, echar un vistazo a las ideas principales.


Estrategias de lectura

Una vez tengamos claro el objetivo de la lectura y la finalidad de la misma, es momento de saber cómo vamos a ejecutar la acción. ¿Será una lectura individual? ¿O mejor en pequeños grupos? ¿En voz alta o en voz baja? ¿Podremos acompañar la lectura con interpretaciones corporales o, por el contrario, es mejor que la leamos sin movernos de nuestros sitios?

Estos pueden ser algunos de los interrogantes que tendremos que responder para conseguir que nuestro alumnado comprenda la actividad.


DURANTE LA LECTURA

Todo dependerá de la dinámica que hayamos escogido para la actividad. Generalmente, una lectura silenciosa puede ayudar a comprender el contenido del texto. Esto implica un trabajo individual de esfuerzo y asimilación de contenidos.

A continuación, deberíamos permitir releer el texto un par de veces, ya que, después del contacto inicial, lo más óptimo para conseguir una comprensión completa es brindar la oportunidad de enfrentarse de nuevo a los significados que el propio escrito vehicula.


Sin embargo, no podemos dejar de lado la importancia de trabajar las habilidades lingüísticas (expuestas y desarrolladas en el bloque anterior), que nos permiten compartir con el resto de compañeros y compañeras a través de diálogos, debates o preguntas, el contenido de la lectura.


Ayudas durante la lectura...

  1. Familiarizarse con la estructura del texto (negritas, cursivas, títulos).

  2. Relacionar los contenidos con: i. las preguntas previas u objetivos que nos hemos planteado, ii. los conocimientos que han adquirido o que están adquiriendo en nuestra asignatura, en otras asignaturas o de su vida cotidiana.

  3. Recapitular lo que se va leyendo.


DESPUÉS DE LA LECTURA

Tras el trabajo de la lectura es importante, en primer lugar, hacer un recopilatorio de la información que se ha podido extraer, siempre atendiendo a los objetivos o preguntas que hayan guiado o motivado la lectura.

También sería interesante valorar aquellos aspectos más complejos del trabajo del texto, expresar cómo se han sentido frente a las dificultades y qué aspectos son los que más se les resisten. No debemos olvidar que la intervención e interpelación directa se traduce en una implicación extra del alumnado, que contribuirá además a que se encuentren en un ambiente de aprendizaje mucho más significativo.

Por último, se llevarán a cabo aquellas actividades planteadas como, por ejemplo, plantear finales alternativos, elaborar dramatizaciones, redactar resúmenes o dibujar mapas conceptuales con las ideas principales...


Como extra, considero que es de vital importancia trabajar las emociones partiendo de la sensación que les ha dejado el texto. Remontándome a la pregunta inicial que hace referencia a cómo podemos los docentes evitar que la relación de la lectura con parte del alumnado, considero que este aspecto ayudará a fortalecer un posible interés en la lectura por parte de los y las estudiantes. La educación emocional y su trabajo a través de las palabras considero que puede ser una de esas "claves" docentes que nos permita batir ese objetivo de mantener el hábito de lectura en nuestros alumnos y alumnas.


¿Y tú? ¿Qué opinas?

No olvides comentar tus impresiones y, una vez más, muchas gracias por leerme.

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